Natural y Saludable

3 aprendizajes de la aplicación de la ley de etiquetado en Latinoamérica: lo que necesitan saber las marcas argentinas

De sancionarse, la ley de etiquetado frontal en la Argentina representará un desafío para la industria de alimentos y bebidas, pero la experiencia de países de la región puede resultar una fuente de enseñanzas a la que echar mano para delinear los próximos pasos. 

Desde hace unos años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericano de la Salud (OPS) vienen advirtiendo sobre cómo el consumo excesivo de azúcares, grasas y sodio representa un problema de salud pública que se asocia a las enfermedades no transmisibles que más afectan a la población como el sobrepeso, la diabetes y la hipertensión arterial. Según el informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2019, de la ONU, 105 millones de personas padecen obesidad en Latinoamérica, es decir, un 24% de su población. Esto no solo representa un costo económico altísimo para los gobiernos, sino también una amenaza para la vida de millones de personas, tal como señalan desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Estas cifras han hecho visible la necesidad de promover mejores hábitos alimenticios. En ese sentido, la OMS y la OPS han fomentado la implementación de un sistema de advertencia con sellos que permita a los consumidores identificar aquellos productos que tienen una cantidad excesiva de nutrientes críticos (azúcares, grasas totales, grasas saturadas, grasas trans y sodio) y, de esa manera, puedan tomar una decisión informada y optar por alternativas más saludables. En varios países de la región, como México, Ecuador, Perú, Chile, Uruguay y Brasil, el etiquetado frontal ya es una realidad. Y ahora le toca el turno a la Argentina. ¿Qué impacto tendrá en la industria local y cómo pueden prepararse los fabricantes para este escenario?

La Argentina tiene una de las cifras de obesidad y sobrepeso más altas de la región y continúa en aumento:
4 de cada 10 niños, niñas y adolescentes.
7 de cada 10 personas adultas.

Fuente: OMS y OPS, 2019.

Sin dudas, la implementación de esta ley representará un desafío de adaptación y reformulación para la industria de alimentos y bebidas, pero los aprendizajes del resto de la región pueden aportar una luz en el camino y ayudar a las marcas argentinas a trazar sus siguientes pasos.

A continuación, compartimos tres enseñanzas y tres claves para comenzar a tomar acción.

1. Más sellos, mayor impacto negativo en las ventas. Una investigación realizada por la consultora Nielsen en Chile1, que comparó más de 19 mil productos con y sin etiquetado, en 30 categorías, durante los 10 meses posteriores a la implementación de la ley vs. los 10 meses anteriores, muestra que a mayor cantidad de sellos en un producto, mayor es el impacto negativo en sus ventas. El estudio mostró que, mientras los productos sin sello tuvieron un sólido crecimiento en volumen de ventas, los productos con etiquetas presentaron un desempeño pobre. Las etiquetas más castigadas fueron “alto en azúcar”, seguido por “alto en calorías”

 ¿Cómo tomar acción?
Es importante reformular lo antes posible y la menor cantidad de veces para mitigar los costos de cambio de empaque, formulación y comunicación de los productos. Si bien la ley planteó diferentes etapas de implementación, muchas marcas de la región avanzaron directamente hacia la siguiente etapa para no estar reformulando constantemente y que el impacto en el consumidor sea menor.

2. Las categorías percibidas como “saludables” fueron las más castigadas por el consumidor al recibir un sello. Los jugos, los cereales y las barras de cereal, es decir, aquellos productos que el consumidor veía como saludables, resultaron ser los que mayor impacto sufrieron2 al recibir un sello.

 ¿Cómo tomar acción?
La clave es lograr un producto delicioso. Pero, primero, hay que entender en qué categorías es más relevante el cambio de formulación de acuerdo a sus credenciales de saludabilidad. En algunos casos, el consumidor preferirá la versión original. Por eso, es fundamental escucharlo y, si es necesario, reformular o incluso volver a la fórmula anterior si el resultado decepciona a nuestros consumidores.

3. Con el tiempo los consumidores fueron balanceando el consumo de los productos con y sin sello en los productos más indulgentes. La ocasión de consumo termina influyendo en la elección de los productos. Para momentos en donde los consumidores desean darse un gusto, los productos con sello son aceptados, aunque esto no ocurre para categorías como las bebidas refrescantes o productos de consumo cotidiano. En fechas especiales, como las fiestas de fin de año, los productos característicos son elegidos por el consumidor aunque tengan sellos.

 ¿Cómo tomar acción?
Todo producto está inserto en un momento de consumo y genera con el consumidor un vínculo emocional. Es importante, entonces, conocer los ciclos de mercado de nuestros productos y, una vez más, atender al consumidor para que los cambios afecten lo menos posible la experiencia sensorial y vivencial que le representa.

Sabemos que los consumidores buscan productos con información clara y simple que les permitan elegir productos más saludables. Esta tendencia no se detendrá. De hecho, la pandemia no hizo más que profundizarla y, de ahora en adelante, los consumidores demandarán formulaciones innovadoras que estén en sintonía con su deseo de bienestar físico, emocional y mental. Para seguirles el ritmo y adelantarse a los cambios que vendrán en materia de regulaciones, conviene dar el primer paso y comenzar hoy.

Fuentes:
1 y 2 Estudio realizado por Nielsen Chile para 30 categorías con información a total supermercados en dos años de historia.