Sustentabilidad

Proteínas alternativas: una mirada sustentable

Más allá de sus beneficios para la salud y el bienestar de las personas, las proteínas no animales son el futuro para combatir el hambre en el mundo, cuidando el medioambiente.

El sistema alimentario mundial presenta enormes desafíos en este nuevo siglo. Se estima que para el año 2050 la población crecerá hasta alcanzar los 9.700 millones de personas, lo que generará una mayor demanda de alimentos y más presión sobre los recursos naturales[1]. En particular, se prevé que el consumo de proteínas aumente, pero será difícil hacer frente a esta necesidad a través de la producción de proteínas animales.

Llegan, así, aires de cambio y tiempos de reconversión para la industria de alimentos. De cara al futuro, se vuelve cada vez más importante garantizar un uso responsable y sostenible de los recursos naturales, y pensar nuevas maneras innovadoras de satisfacer la demanda de alimentos, creando productos con gran sabor y capacidad nutritiva.

El consumo de carne afecta al medioambiente más que cualquier otro alimento, principalmente, porque el ganado requiere mucha más tierra, alimento, agua y energía que las plantas. Algunos datos para tener en cuenta:

  • Alrededor de un cuarto de la tierra del mundo se usa para pastoreo.
  • Un tercio de todos los cultivos plantados en todo el mundo se destina a alimentar ganado.
  • Una décima parte de toda el agua dulce se utiliza para mantener el ganado y sus cultivos de alimentación.
  • Además, hay que contemplar las aguas residuales que se generan, así como el consumo de energía involucrado.

De esta manera, las proteínas alternativas no solo resultan beneficiosas para la salud y el bienestar de las personas, sino que son una opción amigable con el ecosistema y sostenible para alimentar a la población. Esto abre una puerta fascinante de oportunidades para ser exploradas. Desde algas e insectos hasta carne desarrollada en laboratorios, la tendencia indica que surgirán formas diferentes de consumir proteínas en los próximos años. Algunas imitirán a la carne y otras serán nuevos productos que brinden las mismas propiedades nutritivas que las proteínas animales.

De lo que se trata, como industria, es de llevar las proteínas al siguiente nivel, generando un impacto positivo en la dieta de los consumidores, combatiendo el hambre en el mundo y cuidando el planeta.

Este camino de descubrimiento presenta desafíos que necesitan ser mirados desde una perspectiva holística: no se trata solo de alcanzar un buen sabor sino de reproducir también el aroma, la textura y la experiencia de cocción propios de la carne. Porque, aunque es poco probable que los seres humanos pasen a una dieta completamente basada en plantas, hay una comprensión creciente de que hacerlo conduce a un futuro más sostenible.


[1] FAO, “El futuro de la alimentación y la agricultura: Tendencias y desafíos”, febrero 2017.